miércoles, 4 de marzo de 2015

ALEXANDER SOLZHENITSIN

Novelista ruso, premio Nobel de Literatura en 1970.

(Aleksandr, Alexandr o Alexander Solzhenitsin, Solzhenitsyn o Soljenitsin; Kislovodsk, 1918 - Moscú, 2008) Hijo de un terrateniente cosaco muerto poco antes de que naciera y una maestra, pasó su infancia en Rostov del Don y estudió en la Universidad de esta ciudad matemáticas y física, siguiendo al mismo tiempo cursos literarios; ya entonces intentó publicar algunos trabajos.
Se graduó en 1941 y empezó a servir ese mismo año en el Ejército soviético hasta 1945, en el cuerpo de transportes primero y más tarde de oficial artillero. Participó en la mayor batalla de tanques de la historia (Batalla de Kursk).

En muchos países comunistas existía gran censura, no había libertad de expresión y quienes se oponían al comunismo, eran desterrados oi llevados a centros de concentración, conocidos como Gulag.
Solzhenitsin en 1941 tomó parte en la guerra y, aunque fue repetidas veces condecorado, se le acusó de actividades antisoviéticas; en 1945 fue detenido por contraespionaje en Prusia oriental y condenado a ocho años de trabajos forzados, y otros de confinamiento.

En 1950 fue trasladado a un campo especial en la ciudad de Ekibastuz, en Kazajistán, donde se gestó Un día en la vida de Iván Denísovich, hasta 1956, en que se le permitió volver a la enseñanza.

En 1962, tras una espera de tres años, y con autorización personal del jefe del gobierno, Jruschov, aparecía Un día en la vida de Ivan Denísovich, que causó gran impresión por describir con toda transparencia la vida en un campo de trabajo como aquel en que había estado el autor.

En la estela del éxito, dentro y fuera de la U.R.S.S., de esta novela breve, Solzhenitsin publicó diversos relatos o novelas cortas, como La casa de Matriona(1963).

Jruschov, empeñado en distanciarse poco a poco del estalinismo, dio su venia para que apareciera en Nóvy Mir, revista de la nomenclatura literaria; el relato denuncia la vida de los condenados en el Gulag y se convirtió en un best seller; la gente hacía cola para adquirirlo y provocó un debate sobre el estalinismo más grande de lo tolerable, de forma que dos años después se impidió que obtuviera el Premio Lenin y luego fue prohibida su obra, aunque se conseguía por samizdat y otras formas clandestinas de edición. El libro cuenta un “buen” día en la vida de un preso en un gulag.

En 1962, Jruschov, empeñado en distanciarse poco a poco del estalinismo, dio su venia para que apareciera en Nóvy Mir, revista de la nomenclatura literaria; el relato denuncia la vida de los condenados en el Gulag y se convirtió en un best seller; la gente hacía cola para adquirirlo y provocó un debate sobre el estalinismo más grande de lo tolerable, de forma que dos años después se impidió que obtuviera el Premio Lenin y luego fue prohibida su obra, aunque se conseguía por samizdat y otras formas clandestinas de edición. El libro cuenta un “buen” día en la vida de un preso en un gulag.

Pero al mismo tiempo se iban perfilando nuevas dificultades para el escritor, ciertamente agudas tras la caída de Jruschov: sus novelas más comprometidas encuentran dificultades de aparición en la U.R.S.S., y comienzan a publicarse en el extranjero.

Son novelas de clara intención antisoviética, de amplia envergadura y de un planteamiento más o menos simbólico: la primera Pabellón cáncer (1968), y luego El primer círculo (1968), donde un grupo de científicos, prisioneros políticos, son obligados a trabajar al servicio del gobierno.

En 1967 Solzhenitsin había enviado una carta abierta al Congreso de la Unión de Escritores en la que pedía la abolición de la censura. Clamorosamente salido de su país, Solzhenitsin publicó una larga novela histórica, Agosto 1914.

Primer nudo (1971), primera parte de un vasto proyecto narrativo sobre una época de la historia rusa, seguramente como revisión de las interpretaciones aceptadas sobre los prolegómenos de lo que sería la revolución soviética.

Los escritos autobiográficos, los ensayos -como el famoso El  archipiélago  Gulag  (1973-76), sobre los campos de prisioneros- y su retrato-novela de Lenin (Lenin en Zurich, 1975), son jalones de un desarrollo que llevó a Solzhenitsin no sólo a adoptar la ciudadanía norteamericana, sino que a una intensa actividad periodística para atacar al comunismo de su país de origen.
En 1994 regresó a su país natal tras residir exiliado durante cerca de 20 años en Estados Unidos. Cuatro años antes había recobrado la nacionalidad soviética y le habían sido retirados todos los cargos por los que había sido condenado a mediados de la década de 1970.
De sus últimas obras publicadas destacan los títulos Alerta a Occidente (1976), Skvoz Chad (1979), El peligro mortal (1980), Los tanques conocen la verdad (1981),Celebraciones de la victoria (1983), El disco rojo (1983), Cómo reorganizar Rusia(1990), Los invisibles (1992), El problema ruso: al final del siglo XX (1994) y Rusia en el abismo (1998).

Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn
El libro cuenta un “buen” día en la vida de un preso en un gulag.

En la década de los cincuenta el autor trabajaba de presidiario minero, albañil y forjador, y contrajo un tumor del que fue operado; el cáncer se le reprodujo y esa experiencia sirvió de material para su novela Pabellón del cáncer, que terminó en 1967. Un mes después de haber cumplido los ocho años de condena, Stalin había muerto, aunque las penas de Solzhenitsyn no habían acabado.

Aún tenía que cumplir el destierro “a perpetuidad”, por lo que fue enviado a Kok Teren (Provincia de Zhambyl) desde marzo de 1953 a 1956, lo que aprovechó para escribir en secreto mientras daba las clases en la escuela primaria. Liberado y rehabilitado en 1956, a Solzhenitsyn se le permitió vivir en Vladímir y Riazán, en el centro de Rusia, donde pudo llevar una vida normal, dando clases de matemáticas y escribiendo sobre sus experiencias en la cárcel. Ese fue el material de su primera novela, Un día en la vida de Iván Denísovich (noviembre de 1962), que fue publicada gracias al deshielo provocado por la denuncia del estalinismo realizada en el XX congreso del PCUS por Nikita Jruschov. Lo hizo el poeta Aleksándr Tvardovski en la revista literaria que dirigía, la más importante de su país, Novy Mir (Nuevo Mundo), y le procuró una gran popularidad en la URSS y fuera de ella. 

Pero la apertura duró poco y el autor se pasó los últimos años sesenta en un forcejeo constante para poner a salvo del KGB sus archivos y manuscritos, muchos de ellos difundidos por toda Rusia en samizdat, copias rudimentarias clandestinas. Un día en la vida de Iván Denísovich fue prohibida, y el original de El primer círculo, del que el autor había hecho varias versiones, fue confiscado, así como todos sus papeles.

Antes había publicado a duras penas Nunca cometemos errores (1963) y Por el bien de la causa (1964).

GulagEn 1969 fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos por denunciar que la censura oficial le había prohibido varios trabajos, pudiendo apenas publicar las novelas El primer círculo (1968), El pabellón del cáncer (1968–1969) y Agosto de 1914 (1971). 

El galardón del Premio Nobel de Literatura de 1970 acudió en su ayuda; declinó sin embargo, ir a Estocolmo por temor a que las autoridades soviéticas no le permitieran regresar y también, para ultimar su obra más conocida, el monumental Archipiélago Gulag. 

La primera parte de Archipiélago Gulag fue publicada en diciembre de 1973 en París, después de que una copia del manuscrito se perdiera al caer en manos de la KGB en la URSS y su portadora, Elizaveta Voronyánskaya, secretaria del autor, se ahorcara tras haber sido torturada. “Con el corazón oprimido —explicó en la primera página—, durante años me abstuve de publicar este libro, ya terminado. El deber para los que aún vivían podía más que el deber para con los muertos. Pero ahora, cuando pese a todo, ha caído en manos de la Seguridad del Estado, no me queda más remedio que publicarlo inmediatamente”.

Para escribir esta obra Solzhenitsyn había entrevistado a 227 supervivientes de los campos de trabajo soviéticos o gulags, cuyas identidades protegió con celo. Mezcla hechos históricos y autobiográficos con testimonios personales ajenos y la obra desencadenó un vendaval de ataques al autor en la prensa y los medios soviéticos. Fue detenido y acusado de traición el 12 de febrero de 1974 y al día siguiente se le expulsó de la URSS y marchó al exilio. Fue deportado a Fráncfort del Meno en la República Federal de Alemania y privado de la ciudadanía soviética.

Archipiélago Gulag es un análisis del sistema de prisiones soviético, del terrorismo y de la policía secreta. Con un estilo suelto, alejado de solemnidades melodramáticas y un leve toque irónico que aliviaba la tensión lectora en un laberinto de continuas tragedias, se enumeraban las atrocidades de un Estado enfrentado demencialmente a su propio pueblo casi desde sus inicios. En uno de los momentos de mayor esplendor del gulag, hacia 1936, había unos cinco millones de prisioneros que componían lo que Franz Kafka hubiera llamado «la colonia penitenciaria»; un número que aumentó año tras año hasta la muerte de Stalin, en 1953. En total, entre 1928 y el fallecimiento del “Padre de los pueblos”, entre 40 y 50 millones de personas fueron enviadas a cumplir condenas en lo que metafóricamente denominó Solzhenitsyn archipiélago de campos de trabajo repartidos por toda la URSS. Aproximadamente la mitad de ellas nunca regresaron.

Archipiélago Gulag se publicó primero en Francia (1973) y apareció poco después en otros idiomas. Archipiélago Gulag 2 y Archipiélago Gulag 3 fueron publicados en 1975 y 1978 respectivamente.


El relato

GulagPor más precisa que sea, toda maquinaria suele tener fallas. El engranaje dictatorial de la URSS no escapa a esa regla, aunque sus controles sean en general eficaces.

Cuando Kruschev lanzó una campaña para hacer creer que lo malo del marxismo era únicamente Stalin, hubo una hendidura para que los escritores encarcelados por el Stanilismo quedaran libres y pudieran escribir.

Así salió de un ”gulag” (campo de concentración) Alexandr Solzhenitsyn, quien efectivamente empezó a escribir algo de la época de Stalin.

Pero a continuación deslizo cosas desfavorables para todo el sistema marxista. La maquinaria burocrática soviética tardó en reaccionar, pues no se esperaba tanto arroje del escritor, y cuando lo hizo, ya se habia formado un escándalo.

En esos momentos la URSS estaba recibiendo de Occidente, y para no perturbar la engañosa versión de que se estaba “democratizando”, optó por dejar que Solzhenitsyn emigrara.

Ahora Occidente ha podido escuchar a ese escritor ruso. En su libro “Alerta Occidente” dice:

Penas de cárcel de años; celdas de castigo con las paredes cubiertas de hielo, donde te dejan en ropa interior; casas de locos para sanos y ráfagas de ametralladora en las fronteras, contra innumerables insensatos que desesperadamente intentan huir. Y el corazón (en Occidentes) se siente particularmente tranquilo frente a esas exóticas tierras de las que, en general, nada se sabe. De donde ni siquiera llegan noticias. Sólo tardías y triviales conjeturas de contados corresponsales…

¿Como superar la degradante particularidad del hombre que aprende sólo de la propia experiencia desaprovechando la de otros?...! Países y continentes enteros repiten ajenos errores, a veces con un retraso de siglos!...

Esta violencia estatal sostenida en la URSS de un modo permanente…no precisa ya de colocar artefactos explosivos, ni lanzar bombas. Su proceder se consuma en absoluto silencio…

Si crujen nuestros huesos (los de los rusos) es señal segura de que mañana crujirán los vuestros…

El Gulag no ha terminado, prosigue con sus formas nuevas…Además, están clínicas psiquiátricas, que no había en la época de Stalin…

Se practican también otras formas de represión, que casi no pueden imaginarse los norteamericanos y los occidentales en general… Tenemos dos instituciones, dos sistemas que no hay en Occidente, que funcionan a la vez y atrapan al ser humano de este modo: el primero consiste en que el Estado es el único patrón. “No se puede obtener trabajo en excepto en el Estado”. No importa el puesto, todo competa al Estado. Y si hay orden de que no le den trabajo, no se lo darán en ningún sitio. El segundo es llamado “régimen de pasaportes”. Una reglamentación para sujetar a la persona en un lugar. Usted no puede dejar este sitio, esta pequeña localidad, ciudad o aldea…

Dejando de lado que nuestros pazos carcelarios son mucho más largos y más rígidos y crueles nuestros reglamentos de prisiones, en nuestro país, luego de terminar el plazo de condena, el hombre continúa siendo culpable toda la vida. Además, en la URSS y en los países satélites, son también considerados culpables y perseguidas las familias de los encarcelados, las esposas y los hijos…

En todos los sitios, en todos los países, en los regímenes más terribles siempre se hecha una mano de ayuda a las familias desamparadas de los reos, y nadie lo reprueba. Sin embargo, entre nosotros está considerado como subversión al régimen, y las autoridades no se avergüenzan de adoptar medidas para poner fin a tales auxilios.

La distensión (contemporización y ayuda de Occidente a la URSS) no ayuda nada al pueblo ruso… El mismo día que el Estado soviético obtenga lo que le falta, el comercio (internacional) se esfumará, como ocurrió con los préstamos hechos anteriormente. ¿Los pagó el gobierno soviético? No los pagó; no, y se acabó.

Las concesiones y promesas de 1943 fueron un engaño, han pasado treinta años y, con idéntico odio ateo y beligerante, el poder oprime y yugula a la Iglesia rusa. La tolera sólo en la medida en que la necesita como decorado político, y para intervenir en los asuntos de la Iglesia universal… A veces hay que desplazarse hasta doscientos kilómetros para asistir a las ceremonias religiosas.

Me es difícil aclarar los caminos que siguen las diócesis occidentales… Nunca, ni una sola palabra. ¿A qué se debe esto?... ¿Por caridad para quienes mienten en el cautiverio, hay que sostener la mentira en la libertad?... Si se sienten tan unidos a nosotros y es tanta su misericordia, ¿por qué no nos defienden de nuestra opresión siquiera con un solo movimiento?

GulagSe destruye totalmente la vida física y espiritual del pueblo; a una nación detrás de otra se le rompe la espina dorsal. “¡Ante los ojos de la intelectualidad occidental, que hace medio siglo aplaude a nuestros verdugos!”

Echamos a andar por la calle y preguntamos a los soviéticos lo que piensan de la visita de Nixon y de la distensión, dicen los corresponsales. ¿Ingenuidad o cinismo? Ustedes pueden ir por las vías públicas de las ciudades occidentales y preguntar la opinión de las gentes. No dudo que les contestarán. Pero el hombre soviético sabe muy bien que cuando le para en la calle un periodista extranjero, detrás o muy cerca están los agentes de la KGB, y si no ha contestado como las autoridades desean, le detendrán inmediatamente… ¿Estos corresponsales son ingenuos o cínicos?

Las naciones que salieron victoriosas en la Segunda Guerra Mundial se han convertido voluntariamente en vencidas. Las posiciones que mantienen hoy los países vencedores de Occidente sólo pueden concebirse como resultado de una reciente derrota…

El error consiste en considerar que hay paz cuando no ha habido una declaración abierta de guerra y los cañones guardan silencio… Lo opuesto a la guerra, su antípoda, no es la paz… lo contrario de la paz es la violencia… Para que los cañones no disparen basta con retroceder y retroceder. Esto tampoco es paz…

Sin embargo, durante treinta años la libertad que reina en Occidente, la libertad que ustedes disfrutan, ha ido abandonando voluntariamente a la violencia una posición tras otra, una nación tras otra, un pueblo y otro más… Lo contrario de la paz no es la guerra, sino la violencia. Sólo cuando desaparece la violencia se consigue una paz auténtica. Si diariamente, a todas horas, tiene lugar una violencia silenciosa; di diariamente, a todas horas, mediante esa violencia son asesinados y ahogados silenciosamente seres humanos, pueblos enteros, naciones vecinas, y no disparan los cañones, ¡esto no es paz!

En el Archipiélago Gulag, el sistema de prisiones y campos de concentración, se calcula que perecieron 44 millones de personas (66 millones en toda la URRSS)… Yo me he limitado a dar los nombres de las personas que dirigían entonces los destinos del Gulag, de los jefes de la NKVD, de los directivos de la construcción del Canal del Mar Báltico. Aquí están los principales. Yo no tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una selección artificial. La separación la ha hecho la historia…
(Al llegar a este punto fue cortada la entrevista que hacía la TV francesa). Entre lo más altos jefes de la URRS figuran actualmente los siguientes israelistas: Dimitriv Fedorovich Ustianov (realmente Ulbricht), ministro de Defensa, Andrey Gromyko, ministro de Relaciones Exteriores. Mikhail Anddrjevich Suslov –Suss–, máximo ideólogo, Yuri V. Andropov –Lieberman–, jefe de la KGB, y así en todos los más altos puestos políticos, militares, policíacos e industriales. De una cosa estoy seguro y es de que a todos nos espera el mismo destino, si no sabemos enfrentarnos a él con decisión.

En el Este (en la URSS) todo está montado de tal manera que se le pueda ver el exterior. Hasta desde el interior resulta complejo…

El colonialismo occidental está desapareciendo ante nuestros ojos, pero está siendo sustituido por el comunismo… Pero resulta que el comunismo es una liberación…

Por lo mismo que nosotros (rusos) nos sentimos unidos a vosotros (obreros norteamericanos) existe también otra unión. A primera vista es una unión extraña, asombrosa, inaudita, pero cuando se piensa un poco todo queda aclarado y se comprende mejor. Me refiero a la alianza de nuestros jefes comunistas con vuestros capitalistas.

Esta alianza no es reciente. Armand Hammer, que es muy famoso, puso la primera piedra y dio los primeros pasos en la vida de Lenin, al principio de la revolución… Desde entonces, durante estos cincuenta años, observamos un apoyo permanente e ininterrumpido por parte de los hombres de negocios de Occidente a los jefes comunistas soviéticos, socorriéndolos en su economía inepta y absurda, una economía que jamás hubiera podido ella sola superar las propias dificultades y a la que le procuran sin cesar materiales y tecnología.

Las construcciones más importantes del Primer Plan Quinquenal se levantaron gracias esencialmente a la ayuda tecnológica norteamericana, a los materiales suministrados por los Estados Unidos. El propio Stalin reconocía que dos terceras partes de lo que precisaba la economía de la URSS procedía de Occidente. Y si la URSS tiene hoy unas fuerzas armadas y una policía poderosísima par aplastar nuestro movimiento de liberación, debemos agradecérselo también a vuestros capitalistas occidentales.

En la Rusia prerrevolucionaria, en los 80 años que transcurrieron antes de la revolución, se ejecutaban, por término medio, a unas 17 personas al año… Entre 1937 y 1938, si dividimos el número de fusilados por la correspondiente cantidad de meses, obtenemos la cifra siguiente: ¡más de cuarenta mil fusilados al mes!

GulagOccidente primero ayudó sin límites y luego cedió sin límites. Ya en Yalta, sin necesidad ninguna, silenciosamente, se aprobaron las anexiones de Mongolia, Moldavia, Letonia, Lituania y Estonia. A continuación, casi no se hizo anda en defensa de Europa Oriental y entregaron siete u ocho países más de esa zona.

Stalin exigió que le entregasen también los ciudadanos soviéticos que no querían regresar… Y los países occidentales le regalaron un millón y medio de personas. ¿Cómo pudieron hacerlo? Los devolvieron en contra de sus propios deseos. Los soldados ingleses mataban a los rusos que no querían volver a esclavitud de Stalin. Se los entregaban par que los asesinara…

El proceso de nuestra liberación (en Rusia) es más lento que el proceso de las concesiones que Occidente le hace al marxismo… A nosotros, en nuestros países respectivos, cuando vemos estas ofrendas, nos invade el terror. ¿Por qué con tanta rapidez y con tanto ímpetu? ¿Por qué se entregan no un país, sino varios en un solo año?... Intentemos detener este proceso enloquecido, insensato y amoral de ofrendas permanentes al agresor…. ¿Por qué hay que entregar, entregar y entregar otro país, y otro más y otro?... ¿Por qué hay que darle una y otra vez al totalitarismo comunista la tecnología más compleja y más sofisticada, la que necesita para armarse y para aplastar a sus ciudadanos?

¿Puede o no trasmitirse la experiencia de quienes han sufrido a los que todavía tienen que padecer?... ¿Se puede o no prevenir a alguien de un peligro?

En 60 años, ¡cuántos testimonios enviados a Occidente, cuántas oleadas de exiliados, cuantos millones de personas!... Desde distintas naciones os han traído la misma experiencia.

Os hablan de ella. Quieren preveniros de lo que hubo y de lo que hay. Sin embargo, los enormes rascacielos se yerguen altivos tocando las nubes y replican: ‘Eso aquí no sucederá, no llegará hasta nosotros, en nuestro país es imposible”…

Llegará. Todo es posible…


Es un fenómeno sorprendente. Desde hace 125 años el propio comunismo expresa sus intenciones claramente. Antes lo decía con mayor sinceridad. Y en el Manifiesto Comunista –que todos conocen por su nombre y casi nadie se molesta en leer–, se escriben cosas más terribles, incluso más que las ya realizadas.

Es sobrecogedor. El mundo no es analfabeto… Sin embargo, es como si nadie quisiera comprenderlo. La humanidad se comporta como si no quisiera hacerse cargo de lo que es el comunismo. Como si no quisiera entender…

No creo que se deba sólo a las caretas que los comunistas vienen colocándose durante los últimos decenios… Se debe también a que la esencia del comunismo rebasa totalmente los límites del entendimiento humano. Es imposible creer que los propios hombres hayan concebido tal monstruosidad y la lleven a cabo. Precisamente porque excede el nivel de comprensión humana, por eso tal vez es tan difícil comprender el comunismo…

Es tremendo. Además de todos sus escritos, ¡cuántos hechos concretos ha dado el comunismo a la humanidad de nuestros días! Han retumbado los tanques en Budapest. Como si nada. Volvieron a retumbar en Checoslovaquia. Nada. A otro cualquiera no le hubieseis perdonado. Sin embargo, el comunismo pasa.

El comunismo levanta el muro de Berlín, ¡Es un símbolo aterrador! Para que se vea lo que es en verdad el comunismo. Hace 14 años fusilan allí no sólo a quienes desean huir de la sociedad feliz comunista… Se ha dado el caso de que un niño de la parte occidental se cayó al río Spre. Intentaron salvarle, pero los guardafronteras orientales abrieron fuego: ‘¡No lo salven!’ y el niño se ahogó… ¿Ha convencido a alguien el muro de Berlín? A nadie. Continúan ignorándolo. “Sí, se mantiene en pie pero no llegará hasta aquí”, añaden otros. En todas las fronteras del mundo comunista, al menos en las europeas, han sido instaladas máquinas electrónicas para matar a los hombres… Y no nos damos cuenta del peligro, no lo sentimos, no tenemos miedo…

Nosotros (en Rusia) somos esclavos de nuestro nacimiento. Venimos al mundo siendo esclavos. Yo no soy joven y, sin embargo, he nacido en la esclavitud. Y tanto más los jóvenes que yo. Somos esclavos, pero nos arrastramos hacia la libertad. Mas vosotros sois libres de nacimiento. Si habéis nacido libres, ¿por qué ofrecéis vuestro cuello a la esclavitud? ¿Por qué ayudáis a nuestros esclavistas? 
y fue detenido en febrero de 1945 en el frente de Prusia Oriental, cerca de Königsberg (hoy Kaliningrado), poco antes de que empezara la ofensiva final del Ejército soviético que acabaría en Berlín. Fue condenado a ocho años de trabajos forzados y a destierro perpetuo por opiniones antiestalinistas que había escrito a un amigo.
Lo encerraron en la Lubyanka y los primeros años de su cautiverio los pasó en varios campos, hasta que gracias a sus conocimientos matemáticos fue traladado a un centro de investigación científica para presos políticos vigilado por la Seguridad del Estado. Eso le inspiró su novela “El primer círculo”.
El tema de las penalidades sufridas por los excombatientes de la Gran Guerra Patria, acusados de haber tenido demasiado contacto con el enemigo, aparece también en otros autores soviéticos de la época, como Vasili Grossman.

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