martes, 29 de septiembre de 2015

PAPA LEÓN X

León X [Juan de Médicis]

(Florencia, 1475-Roma, 1521) Papa 
florentino   (1513 -1521).  Hijo   de 
Lorenzo   el   Magnífico,  se instaló 
en  Roma  siendo  cardenal. Legado 
en  Bolonia,  fue  hecho   prisionero 
por los franceses (1511).   Restauró 
a   los   Médicis  (1512),  otorgando 
cargos   eclesiásticos   a   miembros 
de su familia.   En materia religiosa 
continuó los trabajos del V Concilio 
de Letrán.    Firmó   un  concordato 
con   Francisco  I de Francia (1516) 
y     nombró   defensor      fidei    a 
Enrique VIII de Inglaterra. 


   La construcción de la Basílica de 
San Pedro emprendida por León X 
demandaba cuantiosas inversiones 
de oro y plata, metales agotados en 
las   arcas     de la iglesia de Roma; 
había   que     allegarlos por vía de 
tributos    especiales y recaudacio-
nes extraordinarias. 

    Agobiados los  Estados Pontifi-
cios     por las  cada vez más abul-
tadas      medidas  fiscales, acudió 
el   Papa    al socorrido recurso de 
la   venta    de  indulgencias; bajo 
la   promesa    evangélica de obte-
ner   el   ciento por uno en la otra 
vida,   publicó   una bula el 31 de 
marzo  de  1515   solicitando   los 
donativos  de  los fieles cristianos 
para  la  obra  basilical.  

  La   escandalosa    transacción de 
indulgencias    por   dinero  fue  el  
detonante  para que Martín Lutero, 
con   su rebeldía   frente al papado,  
iniciara    en     1517   una reforma 
eclesiástica que habría de escindir 
la comunidad cristiana. .

En  1520    excomulgó   a   Lutero. 
De nada sirvieron las condenas de 
las doctrinas luteranas  hechas por
el papa ni la excomunión  en 1521 
de su autor y de quienes las siguie-
ron: la Reforma protestante  no  se 
pudo frenar.

Encargó a Rafael y a Miguel Ángel 
diversos trabajos en el Vaticano y 
en Florencia.
Cuando contaba 13 años, Juan de 
Medici fue  nombrado cardenal y 
a los 37 fue elegido papa. 

Evitó la invasión francesa de Italia, 
aunque  en  1515 fue derrotado por 
Francisco I,  rey  de  Francia. En el 
año  1516  estableció las relaciones 
con Francia bajo un concordato. 

El rey tuvo el poder en el nombra -
miento  de  obispos  y  otros   altos 
cargos   eclesiásticos,   a  pesar del 
teórico poder de veto papal. Gracias 
a sus esfuerzos, el papado se convir -
tió  en la  fuerza  política dominante 
de Italia.

El V Concilio de Letrán concluyó 
(1517) durante su pontificado. 
Formado en la tradición de mece -
nazgo    de  los  Medici, es famoso 
como   mecenas   generoso   de las 
artes   más   que como figura de la 
Iglesia.   Invirtió   mucho   en pro -
yectos   de   maestros como Rafael 
y   Bramante.   Sus extravagancias 
como   mecenas    y la   ostentación 
de   su corte,    fueron responsables 
del movimiento reformador. 

  La venta de indulgencias  por  el 
monje alemán   Johann Tetzel y la 
indignada  respuesta  de    Martín 
Lutero en 1517 dieron origen a la 
Reforma protestante. Condenó las 
herejías luteranas  y  excomulgó a 
Lutero y a sus partidarios en 1520.





Papa natural de Florencia, nacido en 1475 y muerto en 1521. Su verdadero nombre era Juan de Médicis. Era hijo de Lorenzo el Magnífico; fue nombrado cardenal a la edad de trece años, pero no recibió las órdenes sagradas hasta cuatro años después.

La invasión de Carlos VIII de Francia en Italia, le obligó a abandonar Florencia y pasó a fijar su residencia en Roma, donde se captó la amistad de Julio II. Habiendo recibido de éste el mando de Perusa, fue hecho prisionero en Rávena recobrando la libertad cuando los franceses evacuaron el Milanesado.

 Fue elegido para suceder a Julio II en 1513, y su pontificado es célebre por los acontecimientos políticos y religiosos y por el impulso que dio a las artes. Hizo la paz con Luis XII de Francia. Intentó, aunque en vano, por medio de hábiles negociaciones dar a príncipes de su familia los reinos de Nápoles y de Toscana, y permanecer neutral.

Terminó el concilio de Letrán concluyendo con Francisco I en 1516 el famoso concordato que ha regido a la Iglesia de Francia por espacio de tres siglos. Mandó predicar en toda la cristiandad indulgencias que vendió a muy alto precio, primero con el fin de costear una cruzada contra los turcos y luego con el de acabar la basílica de San Pedro.


EL PERDÓN PARA LOS PECADORES: En la Roma del Renacimiento y en la Iglesia Católica, todo estaba a la venta, y sólo era cuestión de disponer del dinero necesario para poder pagar el precio adecuado, los perdones otorgados u constituían una excepción.

Fue el papa León X —hombre organizado por demás— quien ideó y difundió las tarifas para ir al cielo, la Taxa Camarae, por demás claro en términos de cuánto había que pagar en cada caso particular para ser perdonado. Como se podrá apreciar, todo pecado/delito tenía su precio estipulado y no había crimen que no pudiese ser perdonado a cambio de ser generoso con las arcas papales.

Desde el asesinato (único o múltiple) hasta el incesto, pasando por la licencia para poner puestos de venta en los pórticos de las iglesias —recordaría León X que Cristo echó a los mercaderes del templo?— todo tenía un importe que, pagado, declaraba abierto el cielo a pesar de los hechos perpetrados.

La Taxa Camarae es una tarifa promulgada, en el año 1517, por el papa León X (1513-1521) con el fin de vender indulgencias, eso es perdonar las culpas, a todos cuantos pudiesen pagar unas buenas libras al pontífice. Como verá no había delito, por horrible que fuese, que no pudiese ser perdonado a cambio de dinero. León X declaró abierto el cielo para quienes, clérigos o laicos, hubiesen violado a niños y adultos, asesinado a uno o a varios, estafado a sus acreedores, abortado… pero tuviesen a bien el ser generosos con las arcas papales.

LA TAXA CAMARAE Creemos que así como en el caso del ya mencionado Alejandro VI o de Sixto V, fue y será necesario dar cuenta de, al menos, parte de su vida para retratarlo de manera cabal, para este prelado, basta con enumerar los treinta y cinco artículos por él ideados para la Taxa Camarae, para dar una idea por demás acabada de lo que era el papado en ese momento.

El eclesiástico que incurriere en pecado carnal, ya sea con monjas, ya con primas, sobrinas o ahijadas suyas, ya, en fin, con otra mujer cualquiera, será absuelto, mediante el pago de 67 libras, 12 sueldos.

Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15 sueldos. 

Más si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.


El sacerdote que desflorase a una virgen, pagará 2 libras, 8 sueldos.
La religiosa que quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de haberse entregado a uno o más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya fuera de su convento, pagará 131 libras, 15 sueldos.


Los sacerdotes que quisieran vivir en concubinato con sus parientes, pagarán 76 libras, 1 sueldo.

Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27 libras, 1 sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.

La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al papa 87 libras, 3 sueldos. En caso igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus hijos añadirán en conciencia 6 libras.

La absolución y la seguridad de no ser perseguidos por los crímenes de rapiña, robo o incendio, costará a las culpables 131 libras, 7 sueldos.

La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.

Si el asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día, pagará como si hubiese asesinado a uno solo.

El marido que diese malos tratos a su mujer pagará en las cajas de la cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la hubiese muerto para casarse con otra, pagará, además, 32 libras, 9 sueldos. Los que hubieren auxiliado al marido a cometer el crimen serán absueltos mediante el pago de 2 libras por cabeza.

El que ahogase a un hijo suyo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2 libras más que por matar a un desconocido), y si lo mataren el padre y la madre con mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.

La mujer que destruyese a su propio hijo llevándolo en sus entrañas y el padre que hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagará 17 libras, 15 sueldos cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no fuere su hijo, pagará 1 libra menos.

Por el asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se pagarán 17 libras, 5 sueldos.

El que matase a un obispo o prelado de jerarquía superior, pagará 131 libras, 14 sueldos, 6 dineros.

Si el matador hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias ocasiones, pagará 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad por los siguientes.

El obispo o abad que cometiese homicidio por emboscada, por accidente o por necesidad, pagará, para alcanzar la absolución, 179 libras, 14 sueldos.

El que por anticipado quisiera comprar la absolución de todo homicidio accidental que pudiera cometer en lo venidero, pagará 168 libras, 15 sueldos.

El hereje que se convirtiese pagará por su absolución 269 libras. El hijo de hereje quemado o ahorcado o ajusticiado en otra forma cualquiera no podrá rehabilitarse sino mediante el pago de 218 libras, 16 sueldos, 9 dineros.

El eclesiástico que no pudiendo pagar sus deudas quisiera librarse de ser procesado por sus acreedores, entregará al pontífice 17 libras, 8 sueldos, 6 dineros, y le será perdonada la deuda.

La licencia para poner puestos de venta de varios géneros bajo el pórtico de las iglesias será concedida mediante el pago de 45 libras, 19 sueldos, 3 dineros.

El delito de contrabando y defraudación de los derechos del príncipe costará 87 libras, 3 dineros.
La ciudad que quisiera alcanzar para sus habitantes o bien para sus sacerdotes, frailes o monjas, licencia para comer carne y lacticinios en las épocas en que está prohibido, pagará 781 libras, 10 sueldos.
El monasterio que quisiere variar de regla y vivir con menor abstinencia que la que le estaba prescrita, pagará 146 libras, 5 sueldos.

El fraile que por su mejor conveniencia o gusto quisiere pasar la vida en una ermita con una mujer, entregará al tesoro pontificio 45 libras, 19 sueldos.

El apóstata vagabundo que quisiere vivir sin trabas, pagará igual cantidad por la absolución.

Igual cantidad pagarán los religiosos, así seculares como regulares, que quisieran viajar en trajes de laico.

El hijo bastardo de un cura que quiera ser preferido para desempeñar el curato de su padre, pagará 27 libras, 1 sueldo.

El bastardo que quisiere recibir órdenes sagradas y gozar beneficios, pagará 15 libras, 18 sueldos, 6 dineros.


El hijo de padres desconocidos que quiera entrar en las órdenes, pagará al tesoro pontificio 27 libras, 1 sueldo.

Los laicos contrahechos o deformes que quieran recibir órdenes sagradas y poseer beneficios, pagarán a la cancillería apostólica 58 libras, 2 sueldos.

Igual suma pagará el tuerto del ojo derecho; mas el tuerto del ojo izquierdo pagará al papa 10 libras, 7 sueldos. Los bizcos pagaran 45 libras, 3 sueldos.

Los eunucos que quisieran entrar en las órdenes pagarán la cantidad de 310 libras, 15 sueldos.

El que por simonía quisiera adquirir uno o muchos beneficios se dirigirá a los tesoreros del papa, que le venderán ese derecho a un precio moderado.
El que por haber quebrantado un juramento quisiere evitar toda persecución y librarse de toda nota infamia, pagará al papa 131 libras, 15 sueldos. Además entregará 3 libras para cada tino de los que habrán garantizado.

Dando lugar con este abuso a las famosas disputas que produjeron la reforma; excomulgó a Lutero en 1520, pero no pudo sofocar la herejía que se extendió por toda Alemania. Nombró de una sola vez a 31 cardenales, entre los que se encontraba Adriano VI, el Papa reformador que le sucedió. Algunos autores aseguran que murió envenenado. 

Su pontificado se ilustró por el progreso de las letras y las artes de tal modo que se llamó a aquel siglo el Siglo de León X. En él florecieron Ariosto, Berni, Accolti, Alamanni, Fracastor, Sannazaro, Vida, Bembo, Maquiavelo, Guichardin, Sadoleto, Miguel Ángel, Rafael, Andrés del Sarto, Julio Romano, etc

Muere en Roma, el 1 de diciembre de 1521. La causa de su muerte parece que debe buscarse en el veneno que le habría administrado su copero Bernabé Malaspina, el cual fue detenido. El ceremoniero pontificio Paris de Grassis pidió a los médicos que practicaran la autopsia al cuerpo del papa Medici, pero no se le hizo.



Ya en 1517, León X había sido objeto de un intento de envenenamiento. La conjura, en la que se hallaban implicados al menos cinco cardenales, fue descubierta al interceptarse una carta del cardenal Petrucci, el cabecilla, a su secretario Nini. Resultó que se había corrompido a Pietro Vercelli, médico del Papa, para que emponzoñase el medicamento con que le trataba de una molesta fístula.

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